Imagen de "Cordero", el cortometraje que presentamos Sol Alaniz y yo en el 2009. A pesar de los "desperfectos" del resultado final, la experiencia de realizar este corto fue para los dos realmente increíble. Sentíamos que lo que nacía de cada escena se desprendía incluso de nuestro propio entendimiento. Creo también que eso es lo más mágico del arte: perder el control. Es decir, dejar que una marea proveniente de las dimensiones más profundas de uno mismo se apodere de la obra y la arrastre hacia rincones desconocidos.
técnica: fotografía de escultura